miércoles, 12 de noviembre de 2008

EL FUTURO LLEGO Y SE LLAMA ALBA TORRENS



Poesía.


No hallaría mejor palabra que ésta para definir lo que representa Alba Torrens sobre una cancha de baloncesto. Su exquisito trato al balón sólo podría ser descrito por un poema de Bécquer. Con singular mimetismo se reflejan en ella la naturalidad y cercanía de los endecasílabos de Machado. Empero son los versos de Benedetti los que con mayor exactitud perfilan y conjugan las características de Alba: sencillez, ausencia de dobleces, pulcritud alejada de refinadas estridencias, comedido entusiasmo, humildad, madurez.
Como Rudy Fernández y su hermana Marta, como el madridista Llull o como los prometedores hermanos Tomàs, esta escolta es hija de la prolífica cantera del baloncesto balear. Se inició en Escoleta de Inca, en minibasket, donde captó la atención de los técnicos que la convocaron para la selección balear. Su progresión la llevó hasta el San José Obrero, pero sólo sería una parada intermedia hasta llegar al Siglo XXI de Barcelona, una especie de centro de alto rendimiento que recluta a los mejores talentos jóvenes y les facilita una formación deportiva sin descuidar los aspectos sociales y académicos.
En el verano de 2006, Alba hizo las maletas con destino Vigo, quizá el punto peninsular más alejado de su Binissalem natal. Sin completar el ciclo de cuatro años en Siglo XXI, y animada por sus entrenadores y su familia, afrontó el reto de competir en la máxima categoría. Allí entrenaba Miguel Méndez, quien ese mismo verano la había dirigido en el Europeo Junior de Tenerife que se adjudicó España. Suponía un triplete para Alba, que en los dos veranos anteriores se había proclamado campeona de Europa cadete, acaparando los galardones como mejor jugadora de ambos torneos.
Y en Vigo comenzó a rendir en cuanto le dieron la oportunidad. Su talento desbordante, su sentido de equipo, su inquebrantable humildad y la extendida calidad humana en el seno del club gallego, una verdadera familia deportiva, han resultado los ingredientes precisos para que el futuro se haya hecho presente. Alba ha pasado a ser referencia, no sólo en su club, sino en la liga, al poco de estrenar la mayoría de edad. Grandes equipos, como Ros Casares, ya lanzan sus adinerados tentáculos sobre ella.
Anotación, sentido colectivo, rebote, pase... El tiempo simula detenerse cuando controla el balón. Verla jugar cada fin de semana bien merecería una canción desesperada, aunque no fuera de Neruda.
http://es.youtube.com/watch?v=ix_5hV7VqB8

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